¿Serán honestas las investigaciones sobre las causas del apagón español y las lecciones que deben extraerse? Algunas declaraciones políticas sugieren lo contrario, a pesar de los considerables riesgos que entrañaría una investigación sesgada.
Al final, el apagón ibérico duró sólo un día, y la red eléctrica volvió a funcionar en gran parte al día siguiente, gracias sobre todo al restablecimiento de la energía en sus centrales controlables (gas, hidroelectricidad). Ante un acontecimiento tan grave, la capacidad de recuperación de la red española pareció bastante buena.
La fiabilidad del sistema eléctrico: una prioridad absoluta
Sin embargo, esta «buena noticia dentro de la mala noticia» no debe servir de pretexto para subestimar el peligro de un apagón más prolongado, que podría provocar problemas de orden público mucho más graves de los que estamos viendo hoy. Un apagón prolongado interrumpiría, entre otras cosas, el suministro de agua potable y la cadena de frío alimentaria, y por tanto nuestro abastecimiento de alimentos, por no hablar de la interrupción de las transacciones financieras electrónicas.
En otro famoso incidente, el colapso de la red eléctrica en Texas durante las tormentas del durísimo invierno de 2021, el informe de la Autoridad Federal de la Energía (FERC) señaló que algunas personas habían estado sin electricidad durante 4 días y expuestas a temperaturas bajo cero durante más de seis días. El balance fue de 210 personas muertas por el frío o por el humo de las calefacciones improvisadas. Funcionarios del operador de la red de Texas, ERCOT, dijeron que su red estuvo a 4 minutos y 37 segundos de un colapso total que habría causado tantos daños que el reinicio podría haber llevado varias semanas. La FERC señala que sólo una muy buena gestión de emergencia de desconexión parcial manual de la carga en la red había permitido evitar este colapso total.
En nuestras sociedades, en las que absolutamente todo depende de un suministro fiable de electricidad, la estabilidad de las redes, su resistencia frente a los incidentes de funcionamiento y su capacidad para volver a arrancar rápidamente en caso de incidente grave, deberían ser prioridades absolutas.
Energías renovables: ¿tocables?
Para analizar correctamente los riesgos futuros y prevenirlos mejor, es absolutamente necesaria una investigación perfectamente honesta sobre las causas y los remedios del apagón del 28 de abril. Sin embargo, varias declaraciones de funcionarios españoles sugieren que no será así.
En efecto, mientras un gran número de analistas (véase por ejemplo esta entrevista a André Merlin, antiguo responsable de RTE) señalan la falta de resiliencia de una red alimentada por una gran proporción de energías renovables no controlables, Y aunque muchos organismos europeos llevan años advirtiendo de que no se tienen en cuenta los problemas de estabilidad en el desarrollo de las energías renovables intermitentes, ciertas declaraciones han hecho temer que las investigaciones que se están iniciando se utilicen para exonerar a las energías renovables, cueste lo que cueste, de su posible parte de responsabilidad en la catástrofe.
Beatriz Corredor, presidenta (y ex ministra socialista) de REE, el operador español de la red, declaró el 30 de abril que «sería un error culpar del apagón a la elevada proporción de energías renovables en España. Estas tecnologías ya son estables y cuentan con sistemas que les permiten funcionar sin problemas de seguridad». (Reuters)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insistió en que el incidente, que dejó fuera de la red 15 GW de energía solar en 5 segundos, «no está relacionado con el uso excesivo de renovables ni con la falta de energía nuclear. No hay ningún problema de exceso de renovables». (Reuters)
Continuamos con el Guardian del 30 de abril, donde nos enteramos de que la ministra de Medio Ambiente, Sara Aagesen, ha prometido una auditoría completa del incidente, todo muy bien, pero al mismo tiempo ya ha limpiado su nombre de cualquier irregularidad.
Siguiendo con el Guardian del 30 de abril, nos enteramos de que la ministra de Medio Ambiente, Sara Aagesen, ha prometido una auditoría completa del incidente, lo cual está muy bien, pero ya ha dado el visto bueno a las energías renovables y ha rechazado las afirmaciones de la oposición de que éstas han comprometido la estabilidad de la red.
Sin embargo, el día anterior, el jefe de operaciones de REE, Eduardo Prieto, se mostró más cauto: aunque afirmó (lógicamente) que era prematuro sacar conclusiones sobre el terreno, indicó que las investigaciones se estaban centrando en dos incidentes «posiblemente relacionados con la solar, pero sin ninguna certeza». (Scientific American)
En resumen, los políticos prometen una auditoría, pero ya están excluyendo la inclusión forzosa de capacidad renovable en la red de la lista de factores que podrían ser incriminados. No es una buena señal.
Sánchez desacredita la energía nuclear... Mientras que la energía nuclear francesa puede haber salvado la red europea
El negacionismo de los políticos españoles no parece detenerse en la búsqueda de causas; también afecta a la búsqueda de soluciones.
Pedro Sánchez ha descartado abiertamente una mayor dependencia de la energía nuclear como medio para mejorar la situación: «Justo antes del colapso del sistema, la producción nuclear estaba en marcha, luego se apagó junto con el resto de tecnologías. Con una mayor dependencia de la nuclear, la recuperación no habría sido tan rápida».
https://x.com/el_pais/status/1917180850992558374
Esta declaración sorprendió a varios expertos, entre ellos Valérie Faudon, responsable de la SFEN (Sociedad Francesa de Energía Nuclear), que señaló en X que era extraño criticar la energía nuclear cuando no parecía haber sido ni la causa ni un factor agravante del apagón.
De hecho, la SFEN publicó rápidamente un análisis que demostraba que, al contrario que en España, en caso de apagón, la tecnología de los reactores franceses no habría permitido parar completamente los reactores, que siempre tardan en arrancar de cero, sino ponerlos en modo de reposo («ilotage») permitiendo una vuelta a la normalidad bastante rápida. En esta nota también se afirma que cuando el apagón empezó a llegar al sur de Francia, la considerable inercia proporcionada por las centrales nucleares francesas amortiguó el golpe y salvó a nuestra red (y quizá a otras redes europeas) de un efecto dominó.
Pedro Sánchez es partidario del abandono total de la energía nuclear en España, y aún planea cerrar los reactores de su país entre 2027 y 2035, según un plan votado en 2019. Todo hace pensar que él y su Gobierno están dispuestos a faltar a la verdad para mantener su precipitada carrera hacia las renovables. ¿Es ésta la actitud de un estadista responsable?
Europa necesita una investigación honesta
Sólo una investigación honesta permitirá extraer las conclusiones técnicas, económicas y, por tanto, políticas correctas de este incidente. Esto es tan cierto para España como para el resto de Europa, especialmente Francia, cuyos políticos están forzando el despliegue de energías renovables no controlables, sin ningún estudio real del impacto sobre la futura estabilidad de la red.
El despliegue de un exceso de capacidad renovable está poniendo en peligro el funcionamiento de nuestras centrales nucleares (IREF, enero de 2025), y podría acabar reduciendo la cantidad de inercia presente en nuestra red, tan útil para absorber incidentes externos, como acaba de demostrar el estudio.
La electricidad es una cuestión vital, demasiado seria para dejarla únicamente en manos de las fantasías de políticos ignorantes de las realidades científicas.
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